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EL TIRANO EN MÍ

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Hoy, mientras me daba un baño delicioso en un charco increíble junto al mar, con cascadas y el agua cristalina, totalmente desnudo, y con un sol perfecto en el cielo, caí en la cuenta de lo arraigado que está el tirano dentro de mi mente. 

Y como parte de este camino de soltar esa parte de mí y abrazar el arquetipo del Amante, me hice conscientemente la siguiente pregunta (o se la hice al Universo): 

¿Quién, o qué parte de mí, podría decir que yo, o cualquier ser humano de este mundo, no merece esto que estoy disfrutando ahora mismo?  En ese momento me salió una carcajada y noté cómo el pensamiento del tirano daba un paso atrás, sin posibilidad de un argumento convincente. 

Sé que sigue en su cueva, esperando seguir actuando en la sombra en las pequeñas cosas del día a día. Esos pequeños momentos que son para disfrutarlos y que en cambio vivo con ansiedad a veces, tales como la comida o responder mensajes de Whatsapp de amigos.

Sin embargo, declaro públicamente mi intención de permitirme la alegría, el disfrute y el gozo, tanto como las emociones de las que siempre huí, queridas tristeza, ira o impotencia. No es que esta declaración sea gran cosa, probablemente no para ninguno de quienes leen estas líneas, pero la siento como parte importante de mi “paso a paso”.

A quien más tú extrañas no es a otros y a otras. A quien más tú extrañas es a tí.

Sajeeva Hurtado

También podemos sentir la tiranía cuando recibimos cumplidos. ¿Cuántos de nosotros los aceptamos con un agradecimiento sincero, sin tratar de justificarnos o quitarnos importancia con esa falsa humildad? ¿Qué estructura tan fuerte me lleva a no poder -o no saber- aceptar unas palabras bonitas y sinceras acerca de mí?

Después de contarle por teléfono a un familiar algo lejano (hombre)  a qué me dedico ahora y cuál es la necesidad de visibilizar el sufrimiento masculino, los desafíos del hombre y trabajar con ello, me aseguró que, desde su sentir y el ratito compartido, yo soy una persona idónea para este acompañar. Hice algunos malabares para corresponder con agradecimiento a sus palabras, al mismo tiempo que me daba cuenta de que no tengo ni idea de cómo gestionar esos momentos con naturalidad -y pienso que nada más natural que decirnos nuestras virtudes entre nosotros-.

Tú eres eso que buscas, pero has abandonado tu propia profundidad y estás buscando en otra parte. 

DAVID DEIDA. EL CAMINO DEL HOMBRE SUPERIOR

En fin, quería compartir estos momentos de toma de consciencia en primer lugar para no olvidarme de ellos -a modo de diario- y en segundo lugar por si algún lector pueda sentir cierta afinidad y verse reflejado en este espejo.

Gracias por leer y bendiciones. 

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